martes, 19 de febrero de 2013

Habemus cosas

La historia continúa. Llega un momento en el que no pasa nada. Pedidos de presupuesto, encontrar un constructor, encontrar los obreros, sacar cuentas y seguir soñando. 
La amorosa obra comienza a fines de marzo, si todo sigue así. Y para calmar un poco la ansiedad, decidimos alisar el suelo, alambrar y hacer las columnas del frente.
E cambió lechones por postes. Sí, estás leyendo bien. Muchos le dicen gitano, otros le dicen turco, pero es un luchador. Se rebusca como puede para lograr lo que necesitamos. Nunca se queda con la primera oferta. Pelea precios. Hace trueques. Y así fue como también encontró a la persona que colocó esos postes por una módica suma de dinero.
Después "levantamos" las columnas del frente. No las pudieron terminar porque el albañil calculó mal los materiales y quedaron así porque no tiene tiempo para terminarlas, por ahora.
Y el fin de semana estábamos aburridos y teníamos un árbol para plantar. Es el árbol de la vida, regalo de nuestra amiga Nati, que es lo más y no nos pudo haber hecho mejor regalo. Le pusimos "El árbol de la tía Nati", pensando en que en el futuro nuestros hijos van a jugar debajo de su sombra. 
Cuando pasan estas cosas nuevas en la vida de uno o de una pareja, la felicidad es compartida con todos los seres queridos, que se ponen tan contentos como uno y disfrutamos todos a la par. Y yo soy feliz porque me encanta que la casa sea algo que represente amor desde el inicio. No veo la hora de tener todo lindo para invitar a todos a compartir comidas y buenos momentos en nuestro hogar! 
Está bueno eso, no?

 

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